Por allá en el 2006 tuve la oportunidad de representar a Colombia en calidad de artista en los festivales del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folklore y de las Artes Tradicionales que tuvieron lugar en los países de Francia y Suiza; como éramos visitantes las invitaciones a conocer lugares turísticos era una de las actividades obligadas en el itinerario.
Una de las tantas anécdotas para contar, es que un día nos informan que estábamos invitados a visitar el jardín botánico ubicado una de las poblaciones donde fuimos. Si te dicen que te llevarán a ver un jardín botánico en un país como Francia, tu imaginación automáticamente crea imágenes geniales. La cosa es que cuando llegamos, todos coincidimos que había más variedad de plantas en el patio de nuestras casas que en aquel lugar; lo interesante fue que quien nos recibió, presentó el lugar con tal profesionalismo y orgullo que todos quedamos fascinados.
A diferencia de mi experiencia en Francia y Suiza, de forma recurrente en redes sociales varias personas en Barrancabermeja coinciden que la ciudad no tiene “nada para mostrar”, argumento con el que NO estoy de acuerdo y a continuación presento mi opinión al respecto.
Primero, porque considero que muchos solo se limitan a visualizar como turístico el casco urbano y desconocen, a mi juicio, el área rural, la cual es un área mucho más extensa con una gran biodiversidad que no había recibido la debida atención por parte de todos.
Segundo, porque los discursos que basan sus argumentos en que la ciudad tiene grandes problemas de contaminación, se quedan en el problema y no logran visionar el turismo como una estrategia para la preservación no solo del medioambiente, sino también de la cultura, como ya ocurre en muchos lugares de Colombia y el mundo.
Tercero, porque en la mayoría de las opiniones NO se tiene en cuenta que existen muchas clases de turismo que van desde el arquitectónico, pasando por el deportivo, hasta el experiencial. Este último (el turismo experiencial), propone que los visitantes tengan contacto con la fauna, la flora y la cultura del lugar como una forma para que el turista se desconecte de la vida ruidosa de las grandes ciudades y vivan una experiencia de renovación.
Cuarto, porque la mayoría de opiniones también solo hablan de la falta de inversión y NO se enfocan en las potencialidades actuales, es decir qué podemos hacer con lo que hay para empezar a desarrollar el sector. Si los grandes empresarios se hubieran quedado mirando lo que no tienen y no en lo que pueden hacer, tal vez no tuvieran la fortuna que tienen.
En el año 2017 realicé una prueba piloto con una amiga francesa que trabaja como diplomática en Colombia, ella vivía en Medellín y le dije que viniera de vacaciones a Barrancabermeja y ¿Saben cuál fue el plan que más le gustó? Ir a cortar “pasto alemán” para ir a alimentar manatíes. Esperamos por mucho tiempo y no pudo ver ninguno, pero me dijo que se sentía renovada y que estaba contribuyendo al medio ambiente al ayudar en la alimentación de una especie en vía de extinción. En aquella época, el plan solo fue toda una mañana en El Llanito e incluyó desayuno, almuerzo, recorrido en canoa-motor, avistamiento de animales, entre otros, donde solo ella se gastó alrededor de 200 mil pesos.
El debate sobre el turismo en Barrancabermeja sigue abierto y he sido enfático en que todas las posiciones son válidas, pero lo que es cierto es que necesitamos más propuestas y menos “garrote” hacia nosotros mismos. La invitación es abrir caminos.
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