Los venezolanos hoy tienen dos presidentes: uno con una muy cuestionada elección popular, Nicolás Maduro, y el legitimado por el pueblo, Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional, quien ayer asumió como presidente interino del país vecino ante el parlamento y una multitud que clamaba su nombre.
Fue un día de confusión. Estaba claro al comienzo de la jornada que el 23 de enero de 2019 sería un momento clave en la historia del país: la oposición llamó a una serie de protestas que se perfilaban como una nueva era de manifestaciones en contra del régimen de Maduro, tal como sucedió en 2014 y 2017, cuando las calles se colmaron de coplas para pedir la libertad del pueblo, las voces detractoras fueron encarceladas y fallecieron al menos 170 personas a causa de la represión del régimen, 43 en 2014 y 127 en 2017, según cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
La oposición tenía un plan que pocos conocían y la cita para hacerlo realidad fue a las 10 de la mañana. “Había bastante gente. Despedimos el 2018 sin una cabeza, sin esperanzas, y estamos empezando el año con un líder que atrajo masas”, contó Iván Zambrano, un venezolano de 29 años quien salió a marchar en las calles de Caracas para pedir el fin de la dictadura.
Camino a la tarima donde estaba Guaidó, en el municipio de Chacao, las miles de personas que estaban en las calles hacían más difícil llegar a ese objetivo: el escenario donde el diputado líder de la Asamblea Nacional opositora –que dicho sea de pasó es la única institución de Venezuela que se reconoce en el ámbito internacional– pronunciaría su discurso para conmemorar la gran marcha del 23 de enero.
“Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo nacional como presidente encargado de Venezuela. El cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres”, proclamó ante la Asamblea Nacional y el pueblo. Entre frases tomaba un respiro, con cada pausa llegaban los aplausos y los gritos. Al final de su discurso, fueron tantas las voces de apoyo que el micrófono que estaba frente a él se quedó corto para transmitir el mensaje que este hombre de 35 años, el tercero en la línea de mando del partido Voluntad Popular, daba como su primer discurso presidencial.
Con el pueblo apoyando a Guaidó, ahora Venezuela tiene, en la práctica, dos presidentes. Al preguntarle a Raffalli quien manda en el país, el experto explica que Maduro tiene una “apariencia de institucionalidad” que lo respalda y es el gobernante de facto, pero Guaidó cuenta con el poder popular. Entonces, mientras Maduro sigue tomando decisiones en el país, la mayoría de estados no reconocen sus políticas y, en contraste, avalarán las decisiones que a partir de ahora tome su opositor.