En estos tiempos, cuando se avecina una época de suma importancia democrática y se abre el debate de desarrollo a nivel local, se vislumbra un panorama de amplio interés social en la apuesta por conocer quiénes liderarán la ciudad durante los próximos años. Barrancabermeja, comienza a moverse en el orden de la dinámica política; ya se escucha en las calles diversas posiciones sobre tal referencia, las cuales permiten evidenciar una profunda preocupación ciudadana sobre aspectos básicos de desarrollo y de progreso, entre ellos, el Rio, el Agua, el Emprendimiento, la Educación.
No obstante, aunque exista, actualmente, una mayor comprensión ciudadana sobre la realidad que impacta a Barrancabermeja, pareciera, hoy día, que la política no ha logrado dar respuestas serias como solución alternativa a las problemáticas que aquejan a la bella hija del sol. Lo anterior, puede llegar a obedecer a un patrón de racionalidad limitada en la interpretación de los problemas públicos, subyacente a una desconexión total entre la clase política y los ciudadanos, convergencia necesaria para la construcción de propuestas y apuestas de ciudad.
Se podría pensar que la política local ha estado lejos de los ciudadanos, ausente y sin propuesta alguna, no porque no existan razones fuertes en términos del debate público de desarrollo, sino, porque la modernidad política ha hecho del marketing su nuevo mesías. He de aquellos que han buscado convertir la política en un espectáculo y un nuevo nicho de mercado de la empresa electoral, una cosa que pasa por el filtro de la moda, el ego y la vanidad, hecho que, enceguece las masas y domina negativamente multitudes.
El nuevo lenguaje político-electoral medido por el marketing, presupone la existencia de un mercado o público objetivo a conquistar mediante estrategias propagandistas, las cuales, en estos tiempos, distan mucho de las propuestas e ideas. Al mejor estilo de un reality show, la actualidad política pone a sus mejores perfiles para que jueguen al GRAN HERMANO, haciendo de la imagen subreal y los personalismos el mejor producto de venta, de los conciertos un gancho ciego y de la filantropía el mercader electoral.
Es posible pensar que, tanto interés político derive de un Target netamente electoral, el cual les permita, a muchos, sopesar su ego, y a otros, su afán de poder; en tanto, se relegan cada vez más las propuestas y las ideas de cambio y/o transformación como si fueran de menor importancia para lograr un buen capital político.
Si la lectura social no falla, se podría pensar en que se requiere desprendernos del seno de la modernidad política comercial, subreal, personalista y propagandista para avanzar en lo urgente y real, la consolidación de escenarios de construcción ciudadana, de propuestas y de acción. La nueva política en Barrancabermeja presupone la acción de cambio por delante, hechos y manifiestos de ciudad, los mismos que, permitan vislumbrar una generación dispuesta aportar a su transformación, no como una pauta publicitaria de alegoría comunicativa, sin por el contrario, un ejercicio de conciencia colectiva frente a lo que merece la ciudad.
De manera que, como el contexto en el que se mueve la ciudad ha puesto, paradójicamente, a los ciudadanos hablar de realidades, pongamos de moda las repuestas, exijamos ideas más que candidatos y volvamos de las propuestas el verdadero espectáculo de debate político para BARRANCABERMEJA.