La relación entre la canciller Laura Sarabia y el ministro del Interior, Armando Benedetti, vuelve a ser noticia tras la revelación de nuevos audios entregados por Sarabia a la Fiscalía. Los registros, protegidos bajo el protocolo de Belém do Pará, hacen parte de una denuncia por presunta violencia política. Aunque Benedetti ha evitado pronunciarse a fondo, la situación revive tensiones pasadas entre ambos funcionarios.
Esta no es la primera vez que Sarabia y Benedetti protagonizan choques públicos. El caso Marelbys Meza y la posterior filtración de audios en los que se hablaba de supuesta financiación irregular de campaña ya habían puesto en evidencia un quiebre profundo. Ambos funcionarios han ocupado cargos clave en el círculo cercano del presidente Gustavo Petro, y sus diferencias han tenido impacto en la percepción de gobernabilidad.
En el actual contexto, el regreso de ambos a posiciones de poder generó reacciones mixtas dentro del gabinete y entre sectores políticos. Mientras Benedetti ha asumido un papel activo en la agenda presidencial y la planeación política, Sarabia, ahora al frente de la Cancillería, enfrenta retos tanto diplomáticos como internos. Las recientes filtraciones vuelven a ponerla en el foco, en un momento donde se debate su influencia dentro del Ejecutivo.
El Gobierno busca retomar el control de la narrativa, especialmente en medio de las prioridades de cara a una consulta popular y la preparación de la próxima contienda electoral. Sin embargo, la atención pública sigue centrada en los roces internos. Por ahora, ni el presidente Petro ni sus ministros han dado señales claras de cómo se manejará esta nueva etapa del conflicto, que ya ha trascendido lo personal para convertirse en un tema de interés nacional.