¡Sóngoro cosongo! ¿Cómo pueden los colores dar sentido a la travesía de la libertad?

Al son que me toquen bailo, y bailo descalza, como esclava negra. Cómo descalzo parece que Nicolás Guillén escribe, como desnudo parece que el poeta siente y cómo herido parece que nuestro país llora. Este poeta cubano (1902-1989) ha sido considerado el máximo representante de la “poesía negra”, además de periodista y activista político de su país. Desde sus raíces afrodescendientes, Nicolás enmarca su poesía entre los barrotes de la negritud, los procesos de mestizaje y transculturación; ganador del Premio Nacional de Literatura de Cuba (considerado el más importante galardón literario del país caribeño). Sus poemas aclaman un lúgubre son, proveniente de una piel desangrada que a cánticos reproduce su historia, de un cuerpo fuerte que bailando recuerda sus pesares, en definitiva, un son entero del que la luz, entre infinita miseria, no ha sido ni será usurpada.

Nos empapamos de sudor al atisbar nuestro pasado, al divisar el dolor que quebrantó comunidades luego de una forzada separación y dilató un intercambio cultural del que cimentamos con júbilo nuestra identidad, nuestro empuje como raza negra, ¿negro? Esa maldita oscuridad que nos forjó cadenas y en medio de verdugos, nos hizo recobrar el perrenque de un pueblo que, aunque destinado a perecer, crece fuerte y frondoso desde las cenizas. ¿Cómo pueden los colores dar sentido a la travesía de la libertad? Si la libertad ha de ser intrínseca a la dignidad humana, o no, quizá la libertad es un privilegio, quizá para aspirar a esta máxima habrá que nacer así, aquí y con (condicionados por una sociedad opresora). Pues bien, las letras de Guillén han impactado el corazón de una poesía mulata y político- social ¿quién diría que alcanzaríamos la libertad a través de la literatura?

“Me duele que a veces tú, te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo” (No sé por qué piensas tú, Nicolás Guillén, 1972) me duele una patria bajo la presión que ejerce el rencor, me duele estar a tu lado y no mirarte con igualdad, me duele lo que te duele, entonces ¿pa´qué pelear? Continuemos deleitándonos con el poema de Nicolás “No sé por qué piensas tú”, desde una mirada crítica, reflexiva y de libertad. Ahora que no somos presos de las dictaduras de una colonización, es preciso colonizar el mundo con paz, solidaridad y son. Así, a lo sóngoro cosongo, también lo canta Lavoe ¿por qué un color determina mi condición y valor?

Concluyamos entonces, recordando la historia con pasión, sintiendo orgullo por la tierra que fue grata compañía en los tiempos de desolación absoluta. Los negros llevan en sus venas el sabor, pero ¿qué sentido adquiere este término si solo lo remitimos al dolor? Hay también gracia en la oscuridad, al final del túnel se logra divisar el trono y al exterior del barco nos espera el cielo. Cada vez nos acercamos más al paraíso de una patria galardonada por el perdón, a los placeres de una memoria que llevando en la frente su legado, inspire el son entero del que nos habla Nicolás Guillén. Por eso tú, negro que me lees, blanco que me escuchas, ¿qué tal si bailamos? Nuestro cuerpo aún conserva marcas, pero nuestra alma seguirá siendo pura.

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