Sebastián Peña tenía apenas dos años cuando un accidente cambió su vida para siempre. Un descuido llevó a que un vehículo en el que jugaban sus primos lo atropellara, causándole una lesión raquimedular que lo dejó sin movilidad en las piernas. A pesar de los desafíos, el apoyo de su madre y abuelos le permitió enfrentar las dificultades con valentía. Su destino dio un giro inesperado cuando, en la adolescencia, descubrió el baloncesto en silla de ruedas, una disciplina que no solo le brindó nuevas oportunidades, sino que lo llevó a representar a Colombia en competencias internacionales y jugar en un equipo de primera división en España.
Luis Angulo, por su parte, creció con el sueño de convertirse en futbolista profesional, inspirado por sus hermanos, quienes juegan en equipos de la liga colombiana. Sin embargo, una fuerte patada en la pierna durante un partido derivó en un hematoma persistente que, al no ser tratado a tiempo, resultó ser cáncer. La enfermedad llevó a la amputación de su pierna izquierda, truncando su aspiración de jugar fútbol. Sin embargo, su amor por el deporte no desapareció y, al igual que Sebastián, encontró en el baloncesto en silla de ruedas una nueva pasión que le permitió brillar en la selección Colombia sub-23.
Ambos jóvenes, unidos por el deporte y la resiliencia, han demostrado que las adversidades pueden transformarse en oportunidades. Hoy, Sebastián y Luis no solo representan a Colombia en competencias internacionales, sino que inspiran a nuevas generaciones con su historia de lucha, perseverancia y éxito en el baloncesto en silla de ruedas.
