Redescubrimiento de la rana arlequín del ‘Monito’ en Santander

Un hallazgo excepcional ha emocionado a la comunidad científica en Colombia: un equipo de estudiantes y expertos en herpetología de la Escuela de Biología de la Universidad Industrial de Santander (UIS) descubrió un individuo de la rana arlequín del ‘Monito’ (Atelopus monohernandezii), una especie que se creía prácticamente extinta en el país.

El descubrimiento tuvo lugar en la Serranía de los Yariguíes, una zona de alta biodiversidad en Santander, y representa un avance crucial en los esfuerzos por la preservación de especies amenazadas.

La rana arlequín del ‘Monito’ es una especie endémica que, hasta la década de 1980, era común en los alrededores del corregimiento de Virolín, en Charalá, Santander. Esta zona, cercana al área protegida del Santuario de Flora y Fauna Guanentá, constituía su único hábitat conocido.

Sin embargo, su población experimentó un colapso debido a una combinación de factores, principalmente:

  • La enfermedad causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, que afecta a anfibios en todo el mundo.
  • La degradación de su hábitat natural, resultado de la deforestación y el cambio de uso del suelo.

Por años, la especie fue considerada prácticamente extinta, lo que resalta la importancia del reciente redescubrimiento.

Esta rana pertenece al grupo de anfibios conocido como “sapos arlequines”, famosos por sus colores vibrantes y hábitos diurnos. Los investigadores destacan que su color dorsal varía de café oscuro a claro, mientras que la región cefálica presenta manchas de tonos que van desde el café oliváceo hasta el amarillo. Habita principalmente cerca de quebradas andinas, aunque algunas especies del mismo género se encuentran en tierras bajas.

El redescubrimiento de esta especie es un recordatorio urgente de la necesidad de proteger los ecosistemas de alta montaña y los anfibios que dependen de ellos. Este hallazgo ofrece una oportunidad única para implementar estrategias que combinen el monitoreo científico, la restauración de hábitats y la mitigación de enfermedades infecciosas.

La comunidad científica y los gestores ambientales ahora enfrentan el desafío de garantizar que esta rana, símbolo de resiliencia, tenga un futuro sostenible en los Andes colombianos. El compromiso conjunto de instituciones como la UIS, entidades gubernamentales y comunidades locales será esencial para lograrlo.

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