Supongamos que queremos montar una panadería en el barrio. Lo primero que uno mira es si hay otras cerca, a cómo venden el pan y revisa un promedio de cuántos clientes potenciales hay.
También uno revisa el presupuesto, pues necesita un capital para comprar vitrinas, hornos y materia prima. Por supuesto necesita saber hacer pan y lograr que sea más rico que el de la competencia; así mismo, debe ofrecer varias presentaciones, que la Mogolla, que la Panocha, que la Cuca…, nadie abre una panadería sin pan. Finalmente, cuando abre el negocio necesita alguien que lo atienda, que sepa cómo atender a la clientela, que sea amable y que a pesar de los problemas que pueda tener el negocio, pueda mostrar una buena cara.
Así como la panadería requiere unos mínimos para iniciar el negocio, así, el desarrollo del turismo en Barrancabermeja requiere que se generen unas condiciones para su éxito. Hoy les quiero presentar Ocho condiciones, que a mi juicio son indispensables para que la ciudad le apueste a un negocio rentable, que se mantenga en el tiempo y nos beneficie a todos. ¡Ojo! No estoy diciendo que no existan, ese análisis se los dejo a ustedes.
La primera condición que debe haber es capacidad empresarial y de organización, esto quiere decir que nuestro territorio debe poseer empresas y organizaciones constituidas para tal fin, que al igual que la panadería, sepan hacer o vender el pan. En esto no se puede improvisar.
La segunda es la cualificación e instrucción de la población. A esto hay que prestarle mucha atención, pues un turista tiene contacto con la gente desde que se baja del avión: habla con el señor del taxi, con la persona que lo recibe en el hotel, hasta con vendedores ambulantes. Como en la panadería, se necesita que la ciudadanía sepa atender al cliente.
La tercera, son los recursos medioambientales. Las buenas prácticas para la preservación del agua, el aire y en general de todo el medio ambiente hablan a los visitantes sobre el nivel de cultura ciudadana que tenemos todos. Este tema va desde botar basura en la calle, pasando por la separación en la fuente, hasta las emisiones que producen las grandes empresas. Aunque suene a comercial “el medio ambiente es tarea de todos”.
El relacionamiento institucional es la cuarta condición y tal vez una de las más importantes. Este se refiere al nivel de comunicación que existe entre la ciudadanía, las empresas, la academia y el estado. Si alguno de estos se tapa los oídos o se hace “el de la vista gorda”, obstruye los procesos de desarrollo.
La quinta condición es la instrumental, es decir, conocer qué tenemos y qué se necesita. Aquí, como ya lo he dicho en otros escenarios, hay que pararle bolas a la pesca artesanal que tiende a desaparecer. Desde afuera nos asignaron ser una “tierra petrolera”, yo sigo creyendo que somos TIERRA DE PESCADORES, sin desconocer la primera, la segunda genera mayor identidad.
Por supuesto, la sexta es la condición estratégica, que tiene que ver con qué camino debemos seguir. Así como hay panaderías que se especializan en ‘la Cuca’ y otras en ‘Pan de Mil’, el turismo exige especializarnos en una de las tantas formas que existen. Valga la cuña, para mí debe ser el turismo comunitario, especializado en el experiencial.
La séptima, es la condición de innovación. Todo el mundo ofrece turismo ¿Por qué deberían visitarnos a nosotros? Una vez entré a una panadería donde si respondías una pregunta de historia de Colombia te regalaban doble ‘ñapa’.
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Finalmente, la octava es la condición de apropiación. Si la mayoría de ciudadanos no se sienten identificados con la forma de explotación de algún recurso, la vocación del suelo o el desarrollo de un sector económico en su tierra, como dicen los jóvenes “Pailas”, se va a generar una resistencia y la inversión de recursos económicos en ese sector se perderá.
Para mi estas Ocho condiciones son muy importantes. Al igual que una panadería, necesitamos que ese olor de progreso nos comprometa a todos en un proyecto de ciudad.