Aquel viernes 23 de marzo del 2018, fue un día lluvioso y frío. Era la antesala de una noticia que dejaría frío a los miles de barranqueños que tuvimos la oportunidad de conocer al Orlando Polo “tío Polo” Como como jocosamente le decía por la cercanía a la familia.
Fue ese viernes cuando Polo cumplió su frase que duró diciendo por días pero nadie le dio la importancia, nunca se pensó que una persona tan feliz podría quitarse la vida.
Ya han pasado cuatro años desde que Polo nos dejó, guardamos en nuestra mente las noches dónde era común verlo bailar con su compañera fiel, la muñeca que se robó el corazón de muchos salseros, con su baile elegante y sensual. Luego del show, los aplausos, carcajadas por montónes, era forma como se le agradecía a Polo.
Siempre fue un negro alegre lleno de sueños y una felicidad que contagiaba a todos los que conversamos con él. Era Inevitable no reír.
Era normal verlo en torcoroma hablando con sus amigos y conocidos. Lugar que frecuentaba casi todos los días, donde realiza sus compras, para luego hacer con amor y mucho sabor. las empanadas que por años los barranqueños disfrutamos en la 24 al frente del Cuba, la frecuencia de personas era prenda de garantía de la calidad de sus empanaditas.
Hoy su historia debe perdurar en nuestros corazones, fue hijo de lorica y barranqueño de corazón. Hincha del Alianza petrolera y siempre nos mostró su sabor tanto en la pista como en la cocina.
4 años después de su partida recordamos al hombre que nos hizo reír, el que la tristeza y la angustia pudo más que su alegría. Un homenaje a un grande a Orlando polo.
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