Se hace necesario, no solo observar con lupa las causas y/o razones que convierten a Barrancabermeja un territorio con altos índices de violencia contra la mujer, sino también, comprenderlo como un problema de salud pública que requiere intervención gubernamental.
La violencia contra la mujer se ha venido reduciendo a un simple aspecto pasional, determinado por diferencias internas de pareja, y que al parecer se desarrolla en un círculo cerrado que denominamos coloquialmente, relación. Sin embargo, aunque los medios de comunicación, los gobiernos y hasta la misma sociedad pretenda hacerlo ver como un problema que atañe a la mujer y su agresor, este tipo de violencia se constituye, hoy en día, como un problema social del orden público que merece atención.
Cada vez es mayor el número de casos de mujeres agredidas por su conyugues y/o parejas, familiares, superiores, Etc. Colombia reporta de manera diaria 50 casos según estudio (Universidad Libre, 2017), es decir, cerca de 1600 casos mensuales y en promedio, 20.000 anuales de mantenerse la tendencia. De acuerdo con estudio Criminológico (ECRIM 2015) realizado por el Departamento de Policía Magdalena Medio, Barrancabermeja concentra uno de los picos más altos de afectación contra la mujer en Santander 1.715 casos reportados (2015), 732 casos en el año 2017.
“Se nos ha vuelto común expresar razones y motivos de orden pasional para justificar la violencia de género a nivel local, ello, resulta ser una perversa práctica de naturalización societal del delito, lo cual culmina en una afectación humana mayor contra la dignidad de la mujer”.
Lo anterior, deja entrever una invisibilización de un fenómeno que compromete en muchas ocasiones la vida de las mujeres por querer dar explicaciones minimalistas, y por ende, una falta de reconocimiento público como un problema de carácter social cuyas causas estructurales no derivan de un mero impulso pasional y emocional, sino que muy probablemente, se encuentran inmersas en patrones de comportamiento colectivo y cultural vistos como ciclos de violencia basados en conductas aprendidas de abuso físico y psicológico a la mujer o quizás, una disfuncionalidad en el manejo de las relaciones interpersonales, traducido en no tener la capacidad suficiente para saber resolver los conflictos.
Es hora de apelar a la conciencia colectiva, la recuperación de nuevos valores ciudadanos y el reconocimiento de lo humano a través del respeto de la vida, fundamentalmente del ser; hablar de violencia de genero desde la perspectiva social es hablar de un acto que nos debe indignar a todos, puesto que, distorsiona el sistema de principios rectores de la humanidad, impone poco a poco un patrón cultural de represión y afectación, y finalmente, no contribuye en nada a la construcción de tejido social.
El gobierno local deberá ser proactivo en el establecimiento de acciones y políticas públicas de prevención, acompañamiento y atención a la mujer, al igual que, la vida, ampliando el campo de aplicación de la política pública de Mujer, la cual al momento, ha quedado reducida a mero documento estratégico, dejando en entre dicho el verdadero compromiso del ente territorial por dignificar el rol de la mujer en nuestro territorio.
Escrito por:
YIMMY ALEXIS PICÓN PAEZ
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