Un viernes dedicado al silencio y a la narrativa afónica; inspirado en las palabras de aquel genio de la música, que desafiando los sonidos, alguna vez dijo con voz categórica: “Nunca rompas el silencio, si no es para mejorarlo [1]”.
Pues bien, del silencio, paradójicamente se ha dicho mucho, por ejemplo, que resulta perturbador cuando irrumpe intempestivamente en una conversación (un silencio incómodo); que nos convierte en amos de lo que callamos y prisioneros de lo que hablamos: “es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras” [2] y que constituye una especie de confesión, popularmente aceptada: “el que calla, otorga”.
También nos han enseñado, que resulta cómplice frente a las atrocidades :“nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos [3]” y fraudulento frente a la verdad: “a veces, el silencio es la peor mentira [4]”.
Pero esa calma sordina, que llamamos silencio, tan valiosa para algunos (“el silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes [5]”), también resulta una arrogante injusticia para otros: los censurados y los eternamente acallados; a ellos toda mi solidaridad.
A su turno, la filosofía, nos ha dejado el método de los tres filtros y algunas buenas preguntas, que pueden servir a la hora de encontrar legítimas razones para fracturar el silencio: “si su intención es contar algo que es malo y no sabe si es cierto. Todavía puede pasar el tercer y último filtro, la UTILIDAD. Entonces, “si no es verdadero, ni bueno, ni útil, ¿para qué contarlo?” [6]
Finalmente, en mi limitada compresión, el silencio es un vehículo de introspección, que posibilita el más profundo encuentro consigo mismo, y por ello, quise regalarme un minuto de su callada compañía, para celebrar la vida que aún tengo, fortalecer los ideales que defiendo y trazar los senderos que aún anhelo.
Por eso, a los que me leen, quiero obsequiarles un consejo, en voz baja pero apasionada: disfruten de un victorioso minuto de silencio; porque el tiempo, la vida y sueños; se han convertido en aspectos circunstanciales, que se fugan sigilosamente, en medio de tiempos vertiginosos y virulentos.
Le puede interesar:
Citas Bibliográficas.
[1] Ludwig van Beethoven
[2] William Shakespeare
[3] Martin Luther King
[4] Miguel de Unamuno
[5] Thomas Carlyle.
[6] Sócrates