No todo está perdido en la política

Aunque la desesperanza, la indignación y el descontento colectivos van en aumento, la realidad es que las cosan parecen ir mejor a nivel local y nacional.

Con la masificación de las redes sociales, es cada vez es más común ver ciudadanos indignados e incrédulos acerca de todo lo que tenga que ver con política. Las personas están decepcionadas y cada vez hay menos confianza en los aspirantes a cargos públicos. Las campañas opositoras arrecian con propaganda negra y los ciudadanos creen y comparten. Es triste reconocer que la mayoría de veces la información tiene algo o mucho de verdadera, pues entre políticos sí se pisan las mangueras, y nadie más que ellos para conocer los movimientos menos decorosos de sus contrincantes. Pero también es común que todo se exagere con verdades a medias.

A pesar de todo esto, quiero pensar de manera positiva acerca del futuro de la política y nuestros próximos servidores elegidos por voto popular. Y es que hay existen varias razones para que lo sienta así. El papel de las redes sociales ha sido crucial. En el tema de la corrupción, por ejemplo, no considero que seamos un país más corrupto que antes. De hecho, aunque aún haya mucha impunidad, cada vez hay más condenados y menos beneficios. No es que hoy en día haya más corrupción y más mentiras en la política. Simplemente hoy en día se visibiliza más. Todos estos hechos siempre ocurrieron a nuestras espaldas y ahora los políticos están más expuestos.

Otra razón para sentirme positivo es que el voto de opinión se ha fortalecido. Al menos en esta parte del país. Alcaldías como las de Rodolfo Hernández en Bucaramanga, votaciones históricas para candidatos nuevos e independientes, con hojas de vida intachables como Leónidas Gómez y Fabián Díaz, me hacen pensar que el voto amarrado tiene sus días contados.

En Barrancabermeja, por ejemplo, la propuesta más opcionada hasta ahora, la del empresario Alfonso Eljach es muy interesante y puede llevar al nuevo Distrito Especial a su mejor versión. Además, sus perseguidores inmediatos, Jonathan Vázquez y Nicolás Báez surgen como candidaturas mucho más atractivas y frescas comparadas con el panorama de hace cuatro años.

Siempre apoyé el proceso de paz con la convicción de que el ruido de los fusiles no nos dejaba escuchar los escándalos de la corrupción. Estoy seguro que los políticos que no han apoyado la paz y le han hecho campaña negra, son muy conscientes de esto. Ahora todos hablamos de Odebrech, Hidrohituango, etc., y hubo una consulta anticorrupción histórica que estuvo a punto de triunfar, que sentó un precedente importante y dejó un mensaje claro y contundente a todos los futuros aspirantes a cargos públicos: la ciudadanía colombiana está despertando del letargo y es cada vez más exigente con sus gobernantes. Ya no van a poder hacer y deshacer a sus anchas. Cada vez les va a quedar más difícil salirse con la suya.

Siento que este será el último gobierno en Colombia que represente ese tipo de política. Creo que el gobierno nacional actual, con su torpeza, con sus mentiras y contradicciones, llevará a una decepción colectiva que terminará en un cambio alternativo, con una propuesta nueva y audaz que nos permitirá, por fin, empezar a avanzar como país.

Creo que lo que viene después de esto es una nueva generación de políticos con nuevas perspectivas, con ganas de hacer historia y cambiar cosas, que recuperen la confianza de los ciudadanos y piensen en el bienestar colectivo. Por supuesto no será tarea fácil, pues la clase política rancia no va a soltar fácilmente la gallinita de los huevos de oro.

Carlos A. Gutierrez

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