Jhon Carlos Fajardo Márquez, un vendedor ambulante que comercializa tintos, agua y gaseosas cerca del estadio de fútbol de Rionegro, Santander, se encuentra sumido en el dolor y la incertidumbe cuando su hijo de año y medio perdió la vida tras un aparatoso accidente.
En la mañana del sábado 24 de febrero, mientras atendía su puesto de venta, un automóvil que se dirigía de Rionegro a Bucaramanga le pidió una botella de agua. Al pasar la carretera, su hijo quedó al otro lado del andén, pero una tragedia ocurrió mientras Jhon Carlos recibía el pago.
El niño cruzó la carretera para unirse a su padre, momento en el que un tractocamión, proveniente de Bogotá, pasó por el resalto en dirección de Bucaramanga a Rionegro. Incapaz de frenar a tiempo después de pasar el reductor de velocidad, el camión arrolló al niño, causándole la muerte de manera trágica.
La Policía, a cargo del levantamiento del cuerpo, informó sobre la devastadora situación:
“Un menor de edad fallecido, arrollado por la llanta delantera izquierda con desprendimiento de la cabeza”.
Según una testigo dedicada también a la venta ambulante en el área del estadio, el padre del niño no pudo reaccionar a tiempo. Aunque el conductor del camión también se vio afectado por la tragedia, la hipótesis inicial apunta a la imprudencia del pequeño al atravesar la vía.
La Sijin de la Policía en Rionegro llevará a cabo la investigación para esclarecer las causas del incidente. El cuerpo del niño será trasladado al Instituto de Medicina Legal de Bucaramanga, donde la familia iniciará los trámites para su sepelio. La comunidad y las autoridades son instadas a colaborar, ya que la familia, de origen venezolano y humilde, no cuenta con los recursos necesarios para los gastos fúnebres. La vendedora ambulante enfatiza la importancia de brindar apoyo en lugar de buscar culpables en este trágico evento.
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