La tercer bebida más consumida, contrario a lo que se cree, la cerveza es una invención de las mujeres que remonta desde hace siglos
Debido a que la cocina era una labor delegada a la mujer, las recetas y las invenciones en el fogón eran trasmitidas generación en generación, siendo las mujeres quienes tenían el control absoluto de la producción del consumo en la comunidad.
Así entonces, se registra que en el 2.000 a.C que en territorios de Sumeria -ahora Irán- las mujeres que eran quienes estaban a cargo de elaborar la bebida que daría ánimos a los constructores.
El arqueólogo biomolecular, Patrick McGovern, afirmó que los recipientes de bebida de Mesopotamia contenían la cerveza de cebada más antigua, y así refirió que:
“Mientras los hombres se encontraban cazando, las mujeres eran quienes recogían los ingredientes necesarios para hacer los alimentos y las bebidas. Las mujeres fueron las que hicieron las bebidas caseras fermentadas”.
Cerveceras, brujas y capitalismo
Las mujeres europeas le daban a sus esposos e hijos bebidas alcohólicas artesanales y ricas en nutrientes incluso más sanitarias que el agua.
Las mujeres emprendedoras elaboraban un liquido llamado Ale -de fermentación alta-. Pese a que algunas cerveceras y vendían a muy bajo precio el restante del líquido, sufrieron el golpe económico.
Asimismo, tanto las mujeres casadas como las solteras quedaron vulnerables tanto económica como políticamente hablando, pues Europa paso de ser agraria a comercial.
Fue Hildegarda de Bingen quien se distinguió por recomendar públicamente el Lúpulo, ingrediente fundamental para la elaboración de la cerveza y ocasionó que la atención se volcara en esta producción pues estaba a merced de los feudales, la iglesia o la clase mercantil del momento que dominara el comercio.
En la edad media, las productoras de cerveza eran señaladas de brujería, así que fueron desterradas o quemadas. Es así como las representaciones de cerveceras en el arte, la literatura y la cultura, fueron excluidas.
“En una cultura donde la cerveza define parte del carácter nacional, la cuestión de quién controla la bebida es primordial”, observa un escritor del German Beer Institute. “Quien tiene su mano en las palancas del poder, también tiene su dedo pulgar en la jarra de cerveza del pueblo”.
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