James Rodríguez no pudo contener las lágrimas tras la eliminación de Colombia a manos de Inglaterra, y de la peor manera, en la lotería de la tanda de penaltis.
El 10 cafetero acabó hundido en el banquillo, llorando por el la derrota y seguramente también por la impotencia de no poder haber ayudado a sus compañeros.
James no pudo jugar y siguió el partido desde la grada, puesto que la lesión lo apartó hasta del banquillo de los suplentes. Allí se le vio sufrir, primero cuando se acababa el partido con el 1-0, pero vibrar como un aficionado más con el gol de Yerry Mina.
Al término de los 90′ accedió al césped para animar a sus compañeros antes de una prórroga que acabó sin moverse el marcador, preludio de la tanda que dejó a Colombia por fuera del mundial.