Antes, asistir a un boda vestido de negro era visto como un pecado que desencajaba totalmente en la etiqueta de los matrimonios, incluso, los que iban con trajes de negro se robaban todas las miradas con criticas negativas, en contra de quienes lucían este color.
Pero, pese a esto, el negro siempre ha sido sinónimo de poder, de elegancia y distinción.
Según la historia de la moda, hacia finales del renacimiento 1500 – 1600, el color negro inició su reinado en la industria; en parte por la influencia del Rey Charles V de España, uno de los grandes poderes de aquel entonces, quien instauró el “protocolo negro” o la imposición de utilizar negro en los eventos de la corte.
El color negro, desde hace décadas es visto como luto; sin embargo, en pleno siglo XXI los protocolos han cambiado y muchos de ellos han quedado obsoletos; las mujeres hoy juegan más con los diseños, los accesorios, las transparencias y peinados; dándole vida y elegancia a las prendas negras; por ende, lucir el color negro es una opción que está en cada persona, ya que, no es lo mismo ir vestido de luto que ir vestido de fiesta.
Y aunque, lamentablemente, el protocolo nupcial lo prohíbe porque estipula que el único evento al que puedes ir totalmente de negro es un funeral; las mujeres han impuesto este color a la moda colombiana en diferentes horarios, luciéndolo de acuerdo a cada matrimonio.
¿Qué otro color no se debería llevar a un matrimonio?
Según el protocolo, lo más recomendable es que ninguno de los invitados vaya vestido de blanco, ya que el blanco es el color de la novia por lo que asistir con este color opacaría a la novia, esta tonalidad es la excepción sin el permiso explícito de quien se casa.