Hay que leer

Seguro que alguna vez escuchó de boca de un amigo, familiar o conocido la frase “hay que leer” que se inmortalizó gracias una telenovela colombiana muy popular en el 2005 -Los Reyes -. Expresión que hoy recomiendo apliquemos TODOS (y me incluyo) a fin de no dejarnos contagiar por la ola de falsas noticias que se reparten a diestra y siniestra por redes sociales.

Y es que, aunque parezca mentira, se propagan tan rápido como un virus, y generan golpes de opinión sobre los que a veces es difícil reponerse. Por citar un ejemplo, en octubre de 2018, un hombre murió linchado en Bogotá tras ser acusado de raptar menores; el hecho se dio tras una cadena falsa de WhatsApp que hablaba de un supuesto rapto de un niño en la zona.

El hombre quién había sido apresado por hurto, sufrió la furia de la comunidad y fue apuñalado al momento de su captura. El hecho jamás ocurrió, e incluso fue desmentido por la Policía que intentó explicarles a los habitantes de Ciudad Bolívar de la falsedad de la noticia, sin lamentablemente lograrlo.

Otros casos no llegan a muertos, pero sí tienen daños incalculables como en el tema electoral; en Colombia no pasó el plebiscito por la Paz, y se hundió la consulta anticorrupción gracias a los rumores que circularon por redes sociales y que se trasladaron luego a pasillos y conversaciones face to face.

Según explicó Juan Carlos Vélez, quién fue el gerente de campaña por el NO en el plebiscito, tergiversaron la información inicialmente en redes sociales, luego la llevaron a la radio, para así lograr que la ciudadanía saliera a votar indignada. Así se viralizaron memes como el elaborado por un concejal del Centro Democrático en la que aparecía Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. La imagen logró ser compartida más de 6 millones de veces en su primer día de publicación.

Pero ¿por qué se volvieron tan populares esas prácticas inmorales? La realidad es que no es nada nueva, los fake news fueron la propaganda de guerra usada en el siglo anterior para influir en la opinión pública, y hoy con la inmediatez de las redes sociales emergen como práctica poco ética que se basa en la credulidad del ciudadano del común que cree todo lo que ve en las redes y que poco se informa.

¿Qué hacer para no caer en esas malas prácticas? Lo más importante es que tenga claro que no todo lo que aparece en las redes sociales es cierto: WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, e incluso algunos “portales de noticias” están infestados por información que no corresponde a la realidad; por lo que como ciudadano responsable usted deberá corroborarla siempre.

Partiendo de allí, una noticia falsa parte de un supuesto por lo que en las “noticias” NO se comprueban la información. Podrá ver claramente que usan afirmaciones como: “alguien me dijo” “al parecer” “según nos contaron” así que una vez lea algo así, inmediatamente desconfíe. Incluso hágalo cuando provenga de reconocidos medios pues tal como lo dice Juan Gosaín “Hay una frenética manipulación de la verdad en los medios de comunicación tradicionalLa calumnia está a la orden del día. Los demagogos electorales y sus seguidores no dan abasto

Lo siguiente es revisar los enlaces que tenga el articulo y si se dirigen a donde deberían. Esa es una forma de intentar “validar” las mentiras. Siempre use a su buen amigo Google y teclee para que pueda corroborar que esa misma información aparezca en varios medios de comunicación y tenga sustentada las afirmaciones. También, revise la fecha de la publicación.

Recuerde que, las columnas de opinión son eso: opiniones, por lo que casi siempre están basadas en prejuicios. Pocos opinadores basan sus artículos en información comprobada; más aún en época electoral dónde se pagan y se contratan columnistas para vender una postura. Así que fíjese siempre quién es el opinador y qué tipo de publicaciones realiza, cuál es su corriente, a quiénes defiende.

Por último, no le crea a los memes, pues como bien sabe, son imágenes fácilmente adulteradas y aunque están plagadas de afirmaciones no tienen ningún sustento, son simples chismes.

Siempre tómese un tiempo antes de compartir cualquier información, especialmente sí desconoce de dónde proviene, pero sobre todo de creérsela. Pregúntese quién la comparte, y a quiénes beneficia; solo de esa forma podremos combatir la desinformación.

Ah, y si se encuentra perfiles falsos, no dude en denunciarlos, nada pierde con hacerlo y sí ayuda a la ciudad para que las mentiras no se sigan propagando.

“Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame.com.co”

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