Krishna Maharaj, un millonario británico que pasó 38 años en prisión por un crimen que no cometió, murió el pasado 5 de agosto a los 85 años, en el hospital de la prisión donde estuvo recluido en Florida, Estados Unidos. Maharaj, condenado en 1986 por el asesinato de dos hombres en Miami, mantuvo hasta el final de su vida que era inocente, un reclamo respaldado por evidencias que apuntaban al infame Cartel de Medellín y su líder, Pablo Escobar, como los verdaderos responsables del crimen.
Un caso marcado por la injusticia
El 16 de octubre de 1986, los cuerpos de Derrick Moo Young y su hijo Duane fueron hallados en una habitación del DuPont Plaza Hotel en Miami, ambos con impactos de bala. Maharaj, un empresario británico de origen indio que había hecho su fortuna en el negocio de la importación de bananos, fue rápidamente acusado del doble asesinato, supuestamente motivado por una disputa comercial con Moo Young. Según la versión oficial, Maharaj había acordado una cita con Moo Young en el hotel, donde se produjo el crimen.
A pesar de que seis testigos afirmaron que Maharaj se encontraba a más de 30 kilómetros del lugar en el momento del asesinato, fue arrestado, juzgado y condenado a muerte en menos de un año. “Cuando me condenaron a muerte, me desplomé en el suelo del tribunal. No podía creer que me hubieran condenado por un crimen del que no sabía nada y, por supuesto, que nunca cometí”, declaró Maharaj en 2019.
Durante años, Maharaj y su abogado, Clive Stafford Smith, lucharon por demostrar su inocencia. En 1993, Stafford comenzó a investigar más a fondo, descubriendo que Moo Young no era un simple hombre de negocios, sino un testaferro de narcotraficantes del Cartel de Medellín. Las investigaciones revelaron que el asesinato había sido ordenado por Pablo Escobar, quien se sintió traicionado después de que Moo Young se quedara con dinero perteneciente al cartel.
En 2017, un exagente de la DEA testificó que personas vinculadas con Escobar estaban en el hotel el día de los asesinatos, corroborando la versión de que Maharaj había sido incriminado injustamente. A pesar de estas nuevas pruebas, la Corte Federal de Apelaciones de EE.UU. determinó en 2019 que no eran suficientes para liberar a Maharaj.
A lo largo de 38 años de prisión, Maharaj fue apoyado incondicionalmente por su esposa, Marita, quien se mudó a Reino Unido en los últimos años con la esperanza de que su esposo fuera transferido a una prisión británica. Sin embargo, su salud se deterioró y Maharaj falleció. Ahora, su esposa y su abogado están gestionando el traslado de su cuerpo al Reino Unido, el hogar que Maharaj nunca pudo volver a pisar en vida