Aquel mítico personaje de las historias infantiles en las que siempre representó al culpable de las mayores desgracias de quienes le temían y huían, terminó siendo una historia no tan fantástica y sí, por el contrario, una realidad latente entre la comunidad del puerto petrolero. Bien reza el adagio cuando dice que la realidad supera la ficción y, tristemente en este real cuento, cae como anillo al dedo aquel refrán.
El lobo feroz, que fácilmente connota el peligro que corren los más desprotegidos – niños y niñas – ha logrado, como en muchos de los fantasiosos cuentos, derrumbar las viviendas e ingresar para abusar de los infantes que desafortunadamente no terminan de comprender en muchos casos lo que está sucediendo. En lo corrido del año, según autoridades investigativas de la ciudad y la región, se han presentado más de 35 casos de abuso contra menores de edad.
El bellaco animal, que ha decidido instalarse en la misma vivienda que sus víctimas, también ha hallado la capacidad de caracterizarse de múltiples personajes para así poder mantener un contacto constante del infante y evitar su huida. Según las autoridades, durante las capturas se han identificado personas pertenecientes al núcleo principal del menor, además de docentes y vecinos.
Cada niño, niña, jóvenes e incluso adulto, termina siendo, a los ojos del lobo feroz, una potencial víctima que se ve acechada cada instante, razón por la cual se reitera el deber de entablar canales de comunicación entre quienes conformen el núcleo familiar y evitar el ingreso de quien pretende destruir los inicios del camino. En el Magdalena Medio, incluyendo Barrancabermeja, han ocurrido alrededor de 70 casos de violencia sexual.
Directivas del Hospital Regional reconocen la grave situación que atraviesa la región, destacando que se han presentado hasta 12 modalidades que representan la violencia, siendo la sexual y la física las que más generan pacientes en el centro hospitalario.
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