El fértil terreno de la inversión social

 Con el primer trino de la mirla collajera, Alejandro Sarmiento del corregimiento El Centro toma rumbo hacia su plantación a cosechar el sustento de su vida, un proyecto productivo que cuida con dedicación y esfuerzo cada día, “yo me levanto a las 5:30 de la mañana a ordeñar, suelto el ganado y arranco a trabajar en mi cultivo a desyerbar, quitar chupones de las ramas y atrancar árboles que se van a caer por el peso de la cosecha” comentó Alejandro.

Alejandro quien fue trabajador de la industria petrolera, se dejó seducir hace tres años por la tranquilidad del campo, el aire fresco de la mañana y el sonido de los pájaros cantores como la mirla, para encontrarse a si mismo en una loable actividad campesina con el apoyo de su esposa e hija.

“Me motivé a trabajar la tierra porque era un beneficio para nuestros hijos y para todo el mundo, además soy cuñero petrolero, pero allá el trabajo está muy difícil” comentó Alejandro, al tiempo que abría sus brazos para mostrar la grandeza de su terruño y el color verde que bordea el paisaje de su finca llamada Los Tres Herederos.

Surcando los caminos entre las tres hectáreas de plantaciones, Alejandro cuenta con casi 700 plantas frutales de diversas especies como naranja Valencia y Tangelo, limón Mandarino y limones comunes y medianos, producción que apalanca la industria petrolera y la Alcaldía de Barrancabermeja mediante el programa de Proyectos Productivos, el cual busca consolidar renglones económicos alternativos para fortalecer el arraigo y la dinámica agrícola de El Centro.

Al igual que Alejandro, más de 80 familias se benefician de los proyectos productivos en diferentes partes del Corregimiento como son las veredas: Cuatro bocas, Varasanta, La Florida, Tenerife, Oponcito, La Legías, Las Marías y Campo 45. “Mi familia se siente orgullosa por tener el cultivo de naranjas, me motivan y más mi mujer, quien también me ayudó a sembrar y abonar. Ella se llenó de alegría cuando recogimos los primero frutos”, afirmó Eiber Mercado de la vereda Cuatro Bocas, otro agricultor apasionado por el campo.

Eiber también se motivó a participar de proyectos productivos desde 2011, visionando a largo plazo su propia empresa agrícola, “yo prefiero el campo en vez del petróleo. El campo me va a dar comida y vida, en cambio el petróleo no, porque es una bonanza de corto tiempo” comentó Mercado.

Las ganancias derivadas de las plantaciones ostentan ventas de 100 canastillas por cada tipo de fruta, con un precio promedio entre 25 mil y 30 mil pesos por cada canastilla, sin contar las ventas de las verduras como el plátano y la yuca y los ingresos de la actividad ganadera.

Así es como bajo el sol abrazador y la sensación refrescante del jugo de limón mandarino, cada campesino de El Centro como Alejandro y Eiber renacen todos los días en su vocación agrícola sobre el fértil terreno de la inversión social de la industria y el trabajo conjunto de las instituciones.

 

Por: Óscar Núñez Argumedo

Comunicador Social

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