Una niña de 13 años abusada por 7 machos del ejército Nacional de Colombia, llenó los titulares de las noticias en el mundo, la violación estuvo en manos del glorioso ejército Nacional Colombiano, al que confiados levantamos el dedo en las carreteras, creyendo que gracias a su presencia estamos protegidos.
El hecho sucedió en Santa Cecilia, una población rural en el departamento de Risaralda, una niña de 13 años salió a buscar unas guayabas que faltaban para el jugo de la cena y nunca volvió, su madre desesperada emprendió la búsqueda, la niña estaba siendo escondida por 7 soldados quienes en la noche anterior habían abusado de ella.
Lo que emberraca:
La tipificación del delito como acceso carnal abusivo, en lugar de acceso carnal violento, el Twitter de la senadora Cabal haciendo alusión a los falsos positivos, las desafortunadas declaraciones del presidente Duque y la vicepresidenta Martha Lucía , son evidencia fiel de lo que enfrenta nuestra sociedad: una desconexión total de la crueldad que se vive en los territorios, y una absoluta falta de respeto con el dolor de las víctimas.
Una niña de 13 años fue abusada por 7, y la fiscalía imputa un cargo que dice que ella no opuso resistencia, insinuando así, que fue consensuado.
El acto consumado por estos soldados es repugnante, juraron defendernos, pero, por cumplir metas nos matan y ahora además probaron que son capaces de cualquier acto aberrante para cumplir deseos enfermizos.
De alguna forma los colombianos le perdonamos al ejército los falsos positivos y otros delitos de guerra aludiendo que fueron manzanas podridas, dentro de una institución impoluta y prístina, sin embargo, el ejército en la historia reciente del país ha evidenciado la profunda degradación que atraviesa, ha probado sistemáticamente que abusa del pueblo y que las armas que les hemos entregado para protegernos, son usadas para abusar de nuestra confianza, la verdad es que el ejército colombiano: viola y mata.
Siete soldados reconocieron culpa por la vejación este jueves y se encuentran “tras las rejas” , según informó el fiscal general Francisco Barbosa.
“Esta violación no es ninguna excepción, esta es la realidad de muchas de las niñas indígenas en Colombia” afirmó además a BBC Mundo, Armando Valbuena, vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia.
Hoy nos urge un ejército que se pregunte qué ha pasado con las personas que lo integran y cómo fue que su fin ideal de proteger a Colombia se desdibujó a tal punto de degradación, urge una reflexión profunda sobre los actos que validamos de las fuerzas armadas y una interiorización de la moral y el cuidado de los niños. No puede ser que barriendo la casa partamos las porcelanas, y lo único que importe es que el piso quedó limpio.
El ejército Nacional necesita una reestructuración urgente, los Colombianos queremos verles respetables y ejerciendo su autoridad desde el lugar de la legitimidad entregada por el pueblo, no desde el poder impuesto por lo de arrba
La ilegalidad no se puede convertir en una práctica común de las fuerzas armadas en Colombia.
Comunidad indigena pide justicia:
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