El asesinato de Sofía Delgado Zúñiga, una niña de tan solo 12 años en Candelaria, Valle del Cauca, ha dejado a la comunidad sumida en la tristeza e indignación. Sofía, quien había salido de su casa el 29 de septiembre para hacer una compra en una tienda cercana, nunca regresó. Después de 18 días de búsqueda incansable, su cuerpo fue hallado desmembrado en un cañaduzal. Este atroz crimen ha generado un clamor generalizado por justicia y una profunda reflexión sobre la seguridad infantil en Colombia.
El pasado jueves 17 de octubre, las autoridades confirmaron la detención de dos vecinos de la familia de Sofía, un hombre y una mujer, quienes habrían confesado su participación en el secuestro y asesinato de la menor. Según el testimonio del hombre, el cuerpo de Sofía fue enterrado en un cañaduzal y envuelto en bolsas de plástico. Fue el CTI de la Fiscalía el que, tras la confesión, encontró el cuerpo de la menor, quien cursaba el séptimo grado.
A pesar de que los detalles de las motivaciones detrás del crimen siguen sin esclarecerse, las autoridades han asegurado que las investigaciones continúan para determinar si hubo otros tipos de agresión, como violencia sexual. Mientras tanto, la comunidad exige respuestas y castigos ejemplares para los culpables.
El caso de Sofía Delgado Zúñiga no es un incidente aislado en Colombia, donde los crímenes contra menores siguen siendo un problema grave. Las cifras de desapariciones y abusos contra niños y adolescentes siguen siendo alarmantes, lo que plantea la urgente necesidad de implementar políticas públicas más efectivas para proteger a los menores y garantizar que estos crímenes no queden impunes.