Linchados, humillados y quemados hasta la muerte. En una localidad de Puebla (México) dos hombres fueron torturados hasta morir por una masa enfurecida.
¿El motivo? Un centenar de vecinos de la localidad sospechaban que Ricardo Flores, de 21 años, y su tío, Alberto, de 43, eran dos delincuentes que secuestraban a menores de edad. El rumor se empezó a propagar como la pólvora a través de mensajes de WhatsApp.
La BBC ha relatado en detalle esta truculenta historia que, si bien tuvo lugar el agosto pasado, se ha dado ahora a conocer. Los hombres inocentes fueron víctimas de un bulo de WhatsApp que llevó al pueblo a un odio y una ira incontrolables.
Al parecer, todo estalló cuando estos dos hombres fueron vistos en un coche de policía para ser conducidos a comisaria. Ambos habían sido detenidos por delitos menores. Eso es lo que siempre mantuvo la policía y las propias víctimas.
Sin embargo, los mensajes de WhatsApp circulaban sin control:
“Al parecer, estos criminales están involucrados en el tráfico de órganos… En los últimos días, desaparecieron niños de 4, 8 y 14 años, y algunos fueron encontrados muertos y con signos de que se les habían extirpado órganos. Sus abdómenes habían sido abiertos y estaban vacíos”, rezaba uno de los muchos mensajes que fueron difundidos.
Un centenar de personas de Puebla se agolparon a las puertas de la comisaria hasta el punto que la echaron abajo. Ni la versión de la policía, ni de los propios hombres, logró convencer a esa masa que, para entonces, ni escuchaba ni atendía a razones.
La muchedumbre arrastró fuera a estos dos hombres entre golpes, gritos y porrazos. El hombre de 21 falleció el primero por los severos golpes. Al tío del primero lo quemaron vivo junto al cuerpo ya sin vida de su sobrino.