Hola. Hace un tiempo quería escribirte. Espero no extenderme porque entiendo que estás muy ocupada por estos días. Sin embargo hay algo que realmente no logro comprender. No quise apresurarme, así que busqué, investigué, analicé tu esencia, y sigo perplejo por todas las cosas que hoy se dicen de ti. Sinceramente me cuesta creer que hayas cambiado tanto, dime, o es un montaje perverso como los que se suelen ver en la contemporaneidad.
Estuve hablando con tus amigos. Ellos, al igual que yo, no dan crédito a tanta verborrea. Sabemos que estás aquí para ayudar, con tu alma noble y pura. Que tu única intención es ayudar a quienes más lo necesitan, sabiendo que cada vez más la ambición de poder y dinero profundizan la brecha social en todos nuestros pueblos. No hablo solo de este país, sino a nivel mundial.
Son tantas las expresiones de repudio y odio que me inunda la impotencia. Quiero ayudarte, quiero verte libre de toda injuria para que puedas cumplir tu deseo. Estoy aquí para reafirmar mi compromiso contigo, para ponerme al servicio de tu causa, con la misma fe que los religiosos le oran a su Dios. ¡No más! No podemos permitir que unos cuantos sigan manchando tu nombre. Son ellos los que deben asumir la responsabilidad de sus actos cuestionables y poco leales. Te han dado la espalda, te han utilizado para su provecho y a veces hasta te desconocen, de ser necesario. No han podido comprender que encarnas el sentir de miles de millones, que no eres un simple nombre.
Pienso que tu desprestigio, en parte, es debido a que has equivocado las personas que te rodean últimamente. Vuelve al origen, como cuando eras una infante y dabas tus primeros pasos, acompañada de seres sabios, con probada experiencia de la vida, lo cual permitía que se tomaran mejores decisiones para el colectivo. Fuiste necesaria, y considero que aún lo eres, porque como una madre, con amor fervoroso cuida a su familia, has estado presente, buscando cobijar con el manto de la equidad a todos y cada uno de nosotros. Es tiempo de recomponer. No podemos quedarnos en lamentos. Es un momento histórico para levantar la bandera y gritar a viva voz que has vuelto en todo tu esplendor.
Me despido con la esperanza intacta, con las ganas de caminar a tu lado y frente en alto. No serán ellos quienes te definan, tú ya tienes trazado tu destino. Eres leal, como pocos en el universo, eres compasiva, desprendida, generosa.
Termino esta pequeña carta agradeciendo por todo lo que has hecho. Por tantas grandes transformaciones que has inspirado. Porque gracias a ti, muchas personas hoy tienen un techo. Por evitar guerras innecesarias, por usar siempre el diálogo apacible. Por eso en ti pongo toda mi confianza. Estoy seguro que tú, querida política, vas a salir avante de este penoso momento que te agobia.
Con cariño y siempre fiel a tu esencia, tu servidor,
Freddy Gallardo.