Algunos consideran que el futuro es algo incierto, otros, por el contrario, sostienen que es necesario sembrar una semilla desde el presente para cosechar grandes cambios futuros; diversas posiciones frente a tal propósito, que se conjugan desde la preocupación natural del ser humano por conocer lo desconocido y que, sin importar posición y/o condición, retumba en la emoción de las personas.
Hoy día, cuando se avecina una época electoral propia de la dinámica democrática y se abren las compuertas para que nuevos liderazgos asuman el desafío de transformación de la ciudad, vientos de incertidumbre y afán, afloran al parecer, por saber el nombre del próximo elegido para tal misión. Sin embargo, aunque, en la palestra pública, ya se vislumbren algunas figuras cuyo manifiesto de intención primaria es llegar administrar las arcas públicas, al momento, esta no debería ser la gran preocupación.
La Preocupación político-electoral actual, que crece y crece, en estos tiempos distorsiona el verdadero propósito de ciudad, su desarrollo; la esperanza de cambio y transformación de la Barrancabermeja que nos merecemos, no puede quedar sujeta a la espera de la aparición de un “Mesías de turno”, que diga tener la fórmula mágica para resolver los problemas estructurales, y mucho menos, dar tregua en tiempo para repensar la forma en la que nos gobernamos, nos visionamos y trabajamos en conjunto por una Barrancabermeja mejor.
Más allá de las vanidades y EGOS que surgen por estas épocas, los cuales comprometen la disciplina política de manera prematura, fracturan las relaciones humanas y nos dividen como sociedad, está una ciudad expectante por ver oportunidades y esperanzas cimentadas en la fuerza del espíritu común, del trabajo colectivo y la búsqueda de un nuevo despertar de conciencia que cultive la capacidad de pensar “no solo en las próximas elecciones, sino trabajar en pro de las generaciones presentes y venideras”.
Un despertar que nos permita reinventar la política, dejarle de ver como una cuestión de coyuntura, entenderla desde la óptica del servicio, el aporte y la transformación diaria, y, comprenderla como un aspecto de suma importancia, que condiciona la felicidad de las personas, su buen vivir y calidad de vida; Barrancabermeja debe hacerse responsable de su propia historia y futuro, el mismo que, nace desde el trabajo presente de quienes amamos esta tierra, de quienes siembran una cultura de cambio permanente en sus corazones y buscan abrazar con amor los desafíos y oportunidades de la bella hija del sol.
El puente entre el presente y el futuro está en el trabajo conjunto, real y de corazón de quienes quieren ver brillar con más fuerza a Barrancabermeja, de esos líderes que se encuentran en las calles, en los barrios, en las plazas, en las empresas, en las casas y que conocen que “Existe una gran diferencia entre prepararse para ganar una elección y construir liderazgo para gobernar desde el corazón”, gobernar a todo nivel y aportar desde donde se encuentren para coadyuvar a construir ciudad.