Las muertes de Emilia, de 13 años, e Inés, de 14, ocurridas en Bogotá entre el 5 y el 10 de abril, están siendo investigadas como un posible caso de envenenamiento. Inicialmente se pensó que las niñas habían sufrido una intoxicación alimentaria, pero exámenes del Instituto de Medicina Legal revelaron la presencia de talio, un metal pesado altamente tóxico, en sus cuerpos.
Ante este hallazgo, el caso fue remitido a la Fiscalía General de la Nación, que ahora adelanta indagaciones para determinar cómo ingresó esta sustancia al organismo de las menores. Se están considerando distintas hipótesis, incluyendo una posible manipulación indebida, omisiones graves o la participación directa de terceros. Por su parte, la Secretaría de Salud descartó que se tratara de alimentos contaminados y confirmó que los análisis toxicológicos detectaron una sustancia nociva, sin entregar mayores detalles por la confidencialidad del proceso.
El talio, antiguamente usado en pesticidas y algunos tratamientos médicos, es actualmente una sustancia de uso restringido debido a su peligrosidad. La gravedad del caso ha generado alerta entre las autoridades sanitarias y judiciales, que trabajan para esclarecer los hechos y proteger a otros menores de riesgos similares.