El 17 de octubre, en el departamento del Cauca, Colombia, ocurrió un ataque armado que conmocionó al país no solo por su violencia, sino por la identidad de una de sus víctimas: Manuel Octavio Bermúdez, conocido como el “Monstruo de los Cañaduzales”. Bermúdez, condenado por el asesinato y abuso de al menos treinta menores, murió junto a dos guardias del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) en una emboscada que, según las autoridades, fue perpetrada por disidencias de las FARC.
El ataque se produjo en la vía Panamericana, en el sector de Pescador, entre Popayán y Cali. Las víctimas viajaban en un vehículo oficial del Inpec cuando fueron interceptadas y asesinadas en un hecho que sigue bajo investigación. Las autoridades atribuyen la responsabilidad a un grupo de disidencias armadas, quienes han intensificado su presencia y actividad en la región del Cauca, una zona históricamente afectada por el conflicto armado en Colombia.
Manuel Octavio Bermúdez fue capturado en 2003, luego de ser identificado como responsable de los brutales asesinatos de varios menores. Su modus operandi consistía en ganarse la confianza de sus víctimas haciéndose pasar por un vendedor de helados que recorría los cañaduzales del Valle del Cauca. El caso de Bermúdez ha sido comparado con el de otro criminal infame en Colombia, Luis Alfredo Garavito, conocido también por sus atroces crímenes contra menores.