El Gobierno de Afganistán ha dado un nuevo paso en la implementación de su visión más estricta de la ley islámica con la ratificación de la nueva ‘Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio’. Esta normativa, que fue formalmente adoptada el 22 de agosto de 2024, impone restricciones sin precedentes sobre las mujeres en el país, incluyendo la prohibición del sonido de la voz femenina en público.
Un retroceso para las mujeres
La ley, que se compone de 35 artículos distribuidos en cuatro capítulos, no solo ordena el uso obligatorio del velo integral (hiyab) para las mujeres, sino que también prohíbe que las mujeres canten, reciten o hablen en público, considerándolo como una violación de la “modestia” según la interpretación más rigurosa de la sharía. Esta medida es parte de un paquete más amplio de restricciones que incluye la prohibición de que las mujeres adultas viajen sin un tutor masculino y la represión de cualquier forma de expresión femenina en los medios de comunicación.
Según el portavoz del Ministerio de Justicia, Barkatullah Rasooli, esta ley busca “ordenar el bien y prohibir el mal”, con el Ministerio de la Virtud y el Vicio como encargado de su aplicación. Rasooli afirmó que la ley también tiene como objetivo fomentar la paz y la fraternidad en la sociedad, aunque sus disposiciones han sido ampliamente criticadas por restringir las libertades fundamentales de las mujeres.
Más allá del hiyab: Prohibiciones para hombres y medios de comunicación
El control estatal no se limita a las mujeres. Para los hombres, la ley prohíbe el uso de corbatas, afeitarse o cortar la barba por debajo de la longitud de un puño, al considerar estas prácticas contrarias a la ley islámica.
Los medios de comunicación tampoco quedan exentos. La ley les exige alinearse con la sharía, prohibiendo la publicación de imágenes de seres vivos y cualquier contenido que pueda “humillar o insultar a los musulmanes”.
Impacto en la vida diaria y la educación
Las repercusiones de esta ley ya se están sintiendo en varias provincias del país, donde se ha intensificado la represión contra estudiantes y trabajadoras. Las imágenes de mujeres han sido eliminadas de revistas y tiendas, y se han impuesto estrictas restricciones sobre la educación femenina, prohibiendo a las niñas asistir a la escuela a partir de los 10 años.
Además, las mujeres no pueden usar pantalones acampanados, zapatos de tacón, ni ropa de colores vistosos, bajo el argumento de que estas prendas y sonidos podrían “causar tentación” a los hombres. Estas medidas han sido condenadas internacionalmente, pero el régimen talibán se ha mantenido firme, declarando que la implementación de la sharía y el hiyab es una “línea roja” no negociable.
Reacciones y perspectivas
La nueva legislación marca un retroceso significativo en los derechos de las mujeres en Afganistán, que ya habían sido severamente limitados desde la toma del poder por los talibanes en 2021. Organizaciones de derechos humanos han expresado su profunda preocupación por el impacto de estas restricciones, señalando que exacerban la discriminación y marginación de las mujeres en la sociedad afgana.
A medida que el régimen talibán continúa consolidando su poder, las perspectivas para las mujeres en Afganistán parecen cada vez más sombrías. La comunidad internacional enfrenta el desafío de cómo responder a estas políticas, mientras las mujeres afganas ven restringidos sus derechos y su capacidad de participar plenamente en la vida pública.
Esta nueva ley no solo limita las libertades individuales, sino que refuerza un sistema de control social que tiene profundas implicaciones para el futuro del país. Con la mirada del mundo puesta en Afganistán, la pregunta sigue siendo: ¿qué se puede hacer para proteger los derechos fundamentales de sus ciudadanos, en especial de las mujeres?