Otro entrenamiento más de Leonel… y no, no hablo en tono figurado. Porque fácil no ha sido nada desde que el profe se puso la del Leopardo.
Desde su llegada, el pasado 23 de marzo frente a Alianza, el Atlético Bucaramanga no ha tenido tregua. En menos de un mes, el equipo ha disputado partidos cada 3,5 días. Poco espacio para ensayar, ajustar o trabajar con calma. Las semanas normales de entrenamiento son un lujo que, hasta ahora, ha sido escaso. Tan escaso como el descanso que tuvieron tras la histórica victoria en el “Cilindro” por Copa Libertadores: salieron del hotel sin dormir, viajaron más de 12 horas… y jugaron por liga en menos de 48 horas. Una locura.
Por eso, aunque la idea era rotar, dosificar cargas, evitar lesiones, Leonel ha tenido que improvisar. Y no desde la improvisación vacía, sino desde la necesidad. Ha usado los partidos por los puntos como entrenamientos, para afianzar sociedades, mejorar movimientos y probar variantes: Ibargüen como “10”, Jiménez como lateral o central… cambios que, hasta ahora, han funcionado.
Este domingo, Bucaramanga volvió a sumar de a tres, venciendo a Envigado por la mínima con un cabezazo certero de Luciano Pons. Un gol de goleador, de esos que tanta falta le hacían al equipo, y que llega como premio al esfuerzo de un grupo que no ha parado de remar.
En menos de un mes, la mano de Leonel es evidente. El equipo juega con orden defensivo, con intensidad, presión alta y, sobre todo, con una solidaridad táctica que emociona. Bucaramanga pelea arriba en la Libertadores, revivió en la liga y la ciudad está metida de nuevo en el cuento, como en esos días de gloria del primer semestre de 2024.
Pero esto apenas empieza. Se vienen 10 partidos en poco más de un mes.
La primera batalla será este domingo, a las 4:00 p.m., en el infernal Estadio Sierra Nevada de Santa Marta, donde “La banda del Tierno” enfrentará al Unión Magdalena. La Dimayor vuelve a jugar en contra, programando un horario absurdo para un equipo que también está dejando el nombre del país en alto a nivel continental.
“Lo que no ayuda es que traten al Bucaramanga como una cenicienta. Este horario es una falta de respeto”, soltó Leonel Álvarez, visiblemente molesto en rueda de prensa. Una crítica que viene repitiendo desde que empezó esta seguidilla de partidos sin descanso.
El equipo necesita seguir corriendo, jugando, ganando… y entrenando. En la cancha, en el hotel, en el avión, en el camerino. Donde toque. Leonel ya convirtió cada partido en un “entreno” más.
Ahora la ilusión es doble: avanzar en Copa y colarse de nuevo entre los ocho. Para eso, será clave que la directiva se mueva rápido y logre inscribir a Andrés Ibargüen en Conmebol, ese reemplazo natural —y necesario— para el “Chino” Sambueza, quien estará al margen por al menos tres semanas.
El panorama es alentador. La energía en la ciudad bonita es de esas que se sienten en la piel. Porque hay algo en el aire, algo que nos dice que todos —hinchada, equipo, prensa, directivos y cuerpo técnico— vamos juntos tras el mismo sueño:
De la Bonita… al continente.
Por: Sebastián Rueda
