Luis Alfredo Gómez Páez, un campesino, resultó lesionado por las esquirlas de una mina antipersona; en los ojos, brazos, pecho y pie izquierdo cuando pisó el artefacto explosivo en medio de una zona boscosa en en la vereda El 25, del corregimiento Banco de Arena, zona rural de Cúcuta.
Según medios locales, el agricultor, de 42 años, se encuentra bajo observación médica en el Hospital Universitario Erasmo Meoz. Cabe añadir que este es el segundo hecho de violencia que se presenta en ese corregimiento; debido a la presencia de grupos ilegales que se disputan el territorio a sangre y fuego.
Otro caso de mina antipersona:
En Murindó, un municipio ubicado en el Urabá antioqueño, un niño de 13 años pisó una mina antipersona y perdió una de sus piernas; y aunque la comunidad lanzó alertas y denunció que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), los tenía rodeados de campos minados, no pasó nada.
Además en esta misma zona perdió la vida Remilda Benítez Domicó, de la comunidad embera de Bachidubi, cuando hacía labores de agricultura; según la comunidad “Presuntos integrantes del ELN, a través de un panfleto y audios de WhatsApp, amenazaron a las comunidades de Murindó con la reinstalación de este tipo de artefactos explosivos, como respuesta a una supuesta incursión paramilitar, que buscaría retomar el control armado territorial de esta zona que estuvo históricamente ocupada por las FARC”
Por su parte, El Ejército dice que destruyó doce artefactos explosivos y además han hecho limpiezas de estos elementos en amplias zonas de esta comunidad; Pero, los grupos armados, los vuelven a poner e impiden salir a cazar o sembrar sus cultivos.
Sin embargo, la comunidad campesina teme a seguir cultivando la tierra con el regreso de las minas antipersona y artefactos explosivos a un país que ha hecho esfuerzos por desminar miles de hectáreas.