Esa población del Atlántico, Sabanalarga, en la que predominan humildes viviendas y calles sin pavimentar por donde fluyen aguas negras debido a la falta de un servicio de alcantarillado; es en donde feligreses de la congregación evangélica Berea anunciaron que este jueves 28 de enero era el día del “juicio final”.
Además de generar una natural incredulidad entre otros habitantes, el supuesto mensaje bíblico de un pastor religioso de Barranquilla para que se congregaran en una precaria edificación de ese pueblo a esperar la segunda venida de Cristo se convirtió en el tema de conversación, e incluso de burla, en la región y en el país.
La noticia, que hace dos semanas se regó por todo el pueblo, fue conocida por las autoridades de Sabanalarga, que de inmediato se apersonaron en el lugar; incluso con la intervención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que se llevó a los siete menores de edad que estaban dentro del templo.
Los feligreses congregados en la iglesia Berea hacen parte de grupos familiares reducidos, pero además varios vendieron sus pertenencias porque, según ellos, ya no las iban a necesitar. Esas decisiones hicieron temer que en el lugar pudiera ocurrir una tragedia.
El pastor Gabriel Alberto Ferrer Ruíz, profesor de lingüística de la Universidad del Atlántico, es el líder de la congregación. En días pasados presentó su carta de renuncia ante la rectoría de la institución en la cual decía que tuvo “una orden directa que me dio el Señor Todopoderoso”; y a partir de ahí se dedicó a preparar a los feligreses para lo que debía ocurrir hoy.
Al final del miércoles, Ferrer publicó un video en el cual negó que los integrantes de su comunidad fueran a cometer un suicidio colectivo.
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