En Colombia ejercer la médicina se convirtió en un culto a la indignidad desde hace mucho tiempo. Claro está que la pandemia saca a flote realidades crudas que llevamos a cuestas que la sociedad en general no percibe en condiciones normales.
Las asociaciones gremiales influyen de manera relevante en la decisiones gubernamentales con respecto a la lucha por el derecho a las condiciones dignas en lo laboral; como la del magisterio, y la rama judicial, por mencionar algunos ejemplos, sin embargo los médicos estamos solos en la lucha por mejorar nuestras condiciones laborales.
Nuestras asociaciones médicas históricamente han estado al margen ejerciendo papel de entidades del orden científico; sin una presencia relevante en negociaciones que salvaguarden las condiciones del trabajo médico ajustadas a la realidad del país.
Las diferentes instituciones ofrecen contrataciones por prestación de servicio donde el profesional debe asumir el pago de; parafiscales, seguridad social, Arl, y las pólizas de cumpliendo y responsabilidad civil amen de suministrar a su costo toda la infraestructura; equipos y personal requerido para el objeto del contrato.
Por otro lado se imponen tarifas sin oportunidad de negociación las cuales están desactualizadas desde hace muchos años, en algunos casos desde el 2001.
La Indignidad
La indignidad llega al punto de que sobre esas tarifas se hacen descuentos por debajo de ellas y desafortunadamente muchos tenemos que aceptar porque la otra opción es quedarnos sin trabajo.
No tenemos la más mínima oportunidad de exigir porque la amenaza que viene sin duda es que hay otros profesionales que si lo aceptarán y están dispuestos debido a la misma desesperanza que nos embarga.
Pero está pandemia también debe hacer florecer la esperanza sobre todo para los que vienen detrás a los cuales se les dibuja un panorama más sombrío.
Agradecemos los aplausos y las palabras pero ya se han perdido muchas vidas y cada vez vemos a más compañeros contagiados y aislados con sus familias; las cuales no tendrán el mínimo vital para el sustento en estas condiciones porque esos médicos son la fuente de ingreso y quienes velan por sus necesidades; situación verdaderamente dramática que con aplausos no se soluciona.
Hoy la seguridad de de nuestro trabajo se encuentra en un limbo y no sabemos realmente cuanto dure la emergencia sanitaria.
Las entidades que nos contratan han hecho caso omiso a nuestras solicitudes incluyendo a Ecopetrol en su particular régimen de excepción; donde los únicos sacrificados son los médicos contratistas sin embargo son quienes no han dejado de poner el pecho a la situación y a cumplir con la disponibilidad ininterrumpida del servicio.
Es el momento preciso para cambiar la vista así como nos hizo cambiar en todos los aspectos la vida esta pandemia; ayudándonos a reconocer que es lo realmente valioso.
Por: Doctor Ricardo Jaraba.
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