El 8 de marzo de cada anualidad, constituye un momento especial para la reflexión y la conmemoración del valiente, arduo y continúo proceso de lucha, adelantado por las mujeres en la conquista de la igualdad y el reconocimiento de sus derechos. Pero también, para resaltar el impresionante aporte del género femenino en los diversos ámbitos del desarrollo y la construcción de realidades más justas y equitativas.
La lista de notables mujeres que han cambiado el mundo, se hace interminable, pero siempre resulta necesario traer a colación algunas de ellas, como referentes de progreso y como forma de reivindicar su invaluable rol en la sociedad. Es imposible desconocer la poderosa influencia de las mujeres en ámbitos de la ciencia, el arte, la política y el deporte.
Insensato sería no recordar nombres como: María Sklodowska (la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades — Física y Química) y Valentina Tereshkova (primera mujer astronauta de la historia); Frida Kahlo (pintora), Edith Piaf (cantante), Débora Arango (artista), Marilyn Monroe (actriz); así como Simone de Beauvoir, Indira Gandhi, Evita Perón, María Cano y Michelle Bachelet, (con sus importantes batallas feministas por los derechos civiles y políticos de la mujer); pero también mujeres criollas como: Catherine Ibargüen y Mariana Pajón (medallistas olímpicas) y por supuesto mujeres combativas de gran valor en la lucha por la independencia latinoamericana como: Juana Azurduy, Manuelita Sáenz y Policarpa Salavarrieta; entre miles más destacables mujeres.
Sin embargo hoy, también tenemos una grandiosa oportunidad para homenajear y ante todo resaltar y agradecerles a aquellas niñas, jóvenes y adultas, que sin muchos reflectores, construyen con su trabajo, su temple, su dedicación y su amor, un mejor mundo para todos notrosotr@s, las denominadas “heroínas sin capa”: la chica que lucha por sus derechos y se enfrenta diariamente a la inequidad, la trabajadora explotada que aboga por garantías laborales, la ambientalista y lideresa social, la fémina que sana con sus manos nuestra salud física y mental, la que nos regala conocimiento y nos educa, la que nos guía espiritualmente y por supuesto, aquella preciosa que nos dibuja un arcoíris con su sonrisa y presencia.
En mi particular caso, me refiero a todas aquellas mujeres que, con gran cariño y profunda dedicación, han fungido en mi existencia como modelo de vida, maestras, cuidadoras, consejeras, compañeras de camino y como familia ( tías, primas, mi inigualable madrina Rosmavic y mi querida ahijada Gaby). Especialmente aprovecho estas líneas, para declarar públicamente mi más sincera admiración, amor e infinita gratitud a mi señora madre: Magdalena Manrique (visionaria y ejemplar mujer que a pulso y con el mejor ejemplo, no solo sacó adelante nuestra familia, sino que me demostró lo valientes, correctas, inteligentes, independientes y emprendedoras, que pueden llegar a ser las mujeres) y por supuesto a mis queridas hermanas: Soraya, Xiomara y Maria, brillantes, dulces y solidarias, a ellas les debo mi inspiración en la ejecución de las buenas acciones e ideas y por supuesto parte importante en mi proceso formativo como persona.
La mujer contemporánea, se encuentra inmersa en un entorno lleno de retos; que ponen de presente que aún hay que derribar algunos muros y brechas que profundizan la desigualdad entre géneros. Nos queda entonces, la tarea como sociedad, de seguir trabajando por un mundo libre de violencias contra la mujer, la búsqueda de la igualdad salarial y de oportunidades entre hombres y mujeres, abrir más los espacios de participación política y democrática femenina, pero también construir nuevas masculinidades, que nos permitan a los hombres, comprender, ser coherentes y llevar a la práctica el respeto por la mujer y el goce pleno de sus derechos.
En honor a todas las valientes mujeres, conmemoramos su día y celebramos su importante existencia y aporte al desarrollo de la humanidad.