La eliminación de la selección italiana ante Suecia en el repechaje del Mundial de Rusia 2018 supone uno de los mayores varapalos sufridos por la squadra azzurra, cuatro veces campeona del mundo y presente en las 14 últimas fases finales de la competición.
Italia no estará en el Mundial de Rusia, después de que en 180 minutos no fuera capaz de hacerle un gol a Suecia, a la que le bastó con defender el resultado de la ida (1-0) para lograr un objetivo titánico. Una selección que ocupa el 25º puesto delranking FIFA (Italia es la 15ª), y que el pasado año despidió a la mayor estrella que haya dado su país en las últimas décadas, Zlatan Ibrahimovic.
En estas circunstancias ha logrado una de las mayores gestas de su historia, dejar fuera a una selección que acumulaba hasta este histórico batacazo 14 Mundiales consecutivos, desde 1958 hasta 2014. Que ganó los dos primeros que disputó en 1934 y 1938, y que volvió a hacerlo en 1982 y 2006. Aunque presumir de currículo resulte inútil, nada mejor que mirar al pasado para entender el presente.
La selección no quedaba fuera de un Mundial desde 1958. Una tarde en la que saltó al terreno de juego de Belfast contra Irlanda del Norte un grupo de jugadores que, como mucho, tenían un primo con apellido italiano. Tras aquel desastre el control de la Federación de Fútbol Italiana (FIGC) quedó en manos de una gestora y algunos pensaron que lo mejor era echarle la culpa a los de afuera.
Italia fue incapaz de marcarle un solo gol a Suecia en los dos partidos de la eliminatoria de repechaje y el empate a cero del lunes en San Siro confirma que en este tipo de encuentros se arriesga muy poco. De hecho, fue el sexto empate consecutivo sin goles en los partidos de repesca: Dinamarca-Irlanda, Honduras-Australia, Nueva Zelanda-Perú, Suiza-Irlanda del Norte, Grecia-Croacia y el referido Italia-Suecia.