Con una propuesta cobarde, el senador Horacio Serpa Uribe pretende evitar la revocatoria del alcalde de Barrancabermeja, su amigo Darío Echeverry Serrano. En vez de invitar a los ciudadanos a votar en conciencia, les aconseja abstenerse de votar, es decir, dar la espalda a su compromiso de decidir el destino del Puerto Petrolero. Es una puñalada por debajo de la ruana.
El doctor Serpa ayudó a elegir a Darío Echeverry Serrano, y es, en consecuencia, corresponsable del desastre que hoy vivimos los barranqueños: una crisis económica y social agravada de manera extrema; pérdida creciente de empleos, como consecuencia de la contratación que el alcalde realiza con personas y empresas de otros lugares del país; perversión de las instituciones, que son empleadas para defender la permanencia del alcalde en su puesto. Y muchas otras anomalías que no incomodan al senador Serpa en lo más mínimo.
El interés del doctor Serpa, desde luego, es conservar la alcaldía, que es uno de sus feudos políticos y que será fundamental para conservar él mismo, el doctor Serpa, su posición en el Senado de la República. ¿Dónde quedan los intereses de Barrancabermeja, la ciudad que lo impulsó a la política nacional, y a la que jamás ha dado nada? Para el señor Serpa, Barrancabermeja es una cuenta de la cual extrae, pero a la que nunca consigna. Los barranqueños, para él, son simples fichas que utiliza en su propio beneficio, sin devolver nada a cambio. Por eso los traiciona hoy de esta manera, y ése es su aporte a la paz.
Pero el momento que enfrenta hoy Barrancabermeja es tan grave, que hablar de una crisis social es quedarse corto. Por causa de la mala gestión del doctor Echeverry, las cosas han llegado al lugar de no retorno, lo cual explica la revocatoria que tendrá lugar el próximo domingo. La gente está indignada.
Trece organizaciones, de los más variados perfiles políticos y sociales, impulsan la revocatoria del alcalde Darío Echeverry Serrano: éstas representan la rabia de un pueblo engañado que reclama justicia, que quiere acabar con el espectáculo doloroso de un gobierno autista entregado a la búsqueda de beneficios para unos pocos, mientras la gran mayoría del pueblo, literalmente, muere de hambre. Es la hora de acabar con el abandono del Puerto Petrolero.
De modo que la jornada democrática programada para el próximo domingo tiene todo el sentido del mundo, menos, desde luego, para el senador Horacio Serpa, quien, al parecer, no ha advertido que la Colombia de hoy no es la misma de los tiempos cuando los ciudadanos eran manipulados sin que se dieran cuenta de que pagaban con su sangre el bienestar de unos falsos mesías. ¡El cacicazgo ya murió!
Doctor Serpa: reflexione, y, en vez de invitar a no votar para invalidar la revocatoria, compórtese como un hombre y un demócrata y vuelva por los fueros de la ciudad de Barrancabermeja, para que usted pueda seguir aspirando a recibir su respaldo en las urnas.
LILIANA BOTERO DE COTE
Barrancabermeja
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